Según parece, soy un «plutócrata extranjero». La considerable suma de dinero que he donado al lado del «Remain» (los partidarios de permanecer en la Unión Europea) del debate sobre el brexit está «corrompida» y debería devolverse inmediatamente. Debería «dejar de entrometerme» en la política del Reino Unido. Todo esto surgió de una cena que organicé hace unos pocos días. Nunca he ocultado mi oposición al brexit y, de hecho, expuse mis razones para ello de forma bastante abierta en las páginas de The Mail on Sunday en el momento el referéndum.

Sin embargo, lo más dañino de todo es que se me acusa de «socavar la democracia», y esta acusación, que es bastante grave, es la que me gustaría abordar. Quizá podría decir algo acerca de mis orígenes y de por qué este país y la democracia son tan importantes para mí.
La vivencia más formativa de mi vida fue la ocupación de Hungría por la Alemania nazi en 1944. Siendo judío, probablemente hubiese perecido si mi padre no hubiese conseguido documentos de identidad falsos y escondites para su familia y muchos otros judíos. A los 13 años de edad, aprendí cuán importante es qué tipo de régimen político impera.

La ocupación nazi fue seguida por el régimen comunista, que fue tan opresivo para mí que escapé de Hungría y me refugié en Inglaterra, donde se trataba a los refugiados mucho mejor que hoy en día. Pasé nueve años en este país y me convertí en un anglófilo convencido.

El trabajo me llevó a Nueva York en 1956, pero nunca dejé de llevar al Reino Unido en mi corazón. Sigo teniendo una casa en Londres y paso parte de cada año allí. Aunque el excanciller Lord Lamont pueda criticar mi participación como extranjero, quizá le ayude saber que también tengo negocios en el Reino Unido desde hace mucho tiempo, al igual que Rupert Murdoch, ciudadano estadounidense y conocido «brexiteer» (partidario del brexit).

Lo bueno es que los dos «extranjeros» hemos estado encantados de llevar puestos de trabajo a la economía del Reino Unido. Los años que pasé en el Reino Unido de joven influyeron mucho en mí. Tuve la oportunidad de asistir a la London School of Economics, donde conocí al gran filósofo austríaco Karl Popper, que se convirtió en mi mentor.

Este decía que deseaba usar su riqueza para difundir los beneficios de una democracia abierta que promueva un debate tranquio y racional y libre de tóxicas críticas personales Bajo la influencia de este, aprendí a distinguir entre una sociedad abierta, en la que las personas eligen a sus líderes, los cuales deben trabajar en aras de los intereses de su electorado, y a una sociedad cerrada, en la que los gobernantes explotan a las personas bajo su control.

Creo apasionadamente en la primera, y por este motivo decidí crear la Open Society Foundations (Fundación para la Sociedad Abierta) y dedicar mi riqueza a difundir los beneficios de una democracia abierta y ayudar a aquellos que sufran represión. Una sociedad abierta se caracteriza por un debate tranquilo y racional, libre de las tóxicas críticas personales que hemos visto durante los últimos días.

Estoy orgulloso de apoyar a Best For Britain, un grupo que tiene como objetivo que el Reino Unido siga siendo miembro de la Unión Europea. Considero que el brexit es un grave error. Antes del brexit, el Reino Unido disfrutaba de lo mejor de todos los mundos posibles: era miembro de la Unión Europea sin adoptar la moneda comunitaria, el euro.

Permitir un referéndum sobre la pertenencia a la Unión fue un gravísimo error. La experiencia muestra que, a menudo, los referéndums llevan a malas decisiones. La gente, instigada por agitadores sin escrúpulos, los aprovecha para expresar su insatisfacción con las circunstancias actuales en lugar de considerar las consecuencias de estos. El hecho de que las circunstancias no sean satisfactorias no significa que no puedan empeorar. Esto es lo que ha ocurrido en el Reino Unido.

El brexit es una propuesta en la que ambas partes pierden, tanto el Reino Unido como Europa. Políticamente, una Europa sin el Reino Unido verá debilitada su capacidad para defender y promover los valores democráticos. Europa sufrirá sin la presión del Reino Unido para llevar a cabo las reformas institucionales necesarias. Económicamente, Europa perderá su tercera potencia económica y su más firme defensora de las políticas económicas liberales.

El Reino Unido, fuera de Europa, perderá gran parte de su influencia mundial. Económicamente, el Reino Unido también sufrirá, porque 45 años de una integración satisfactoria con Europa entrarán en retroceso. El divorcio es un proceso muy destructivo; no existen los divorcios amistosos. Pensar que se puede lograr una separación económica en tan solo dos años es una ilusión. Esto tardará al menos cinco años, y es posible que mucho más. Este proceso hará que el Reino Unido y Europa pasen de ser amigos a enemigos, al menos durante el período de transición. Antes del referéndum, el Reino Unido estaba en una situación económica mejor que la del resto de Europa. Pero ahora esto se ha revertido, las potencias económicas continentales están avanzando, mientras que el Reino Unido se está quedando atrás.

El efecto de las incertidumbres creadas por el Brexit en la economía del Reino Unido se volverá mucho más obvio y doloroso en los próximos seis meses, cuando el proceso de divorcio entre en su fase más controvertida.

Para más inri, el proceso de divorcio preocupará tanto al Reino Unido como a Europa durante los próximos años, cuando deberían unirse para hacer frente a enemigos externos como la Rusia de Putin y resolver las contradicciones internas que han hecho que algunas personas consideren a la UE como su enemigo.

El brexit ha hecho que el sistema bipartidista se haya quedado anticuado. La vieja distinción entre izquierda y derecha se ve relegada por la posición a favor y en contra de Europa. Claramente, los Conservadores son el partido de la derecha y los Laboristas son el partido de la izquierda, pero ambos están divididos internamente por su postura ante el brexit. Esto complica enormemente las negociaciones del brexit y hace que sea difícil para el Reino Unido decidir su posición hacia Europa y aún más difícil modificarla.

El brexit también ha dividido la política del Reino Unido entre jóvenes y mayores. Aunque yo ya tengo 87 años, pienso mucho sobre los jóvenes que vivirán en un futuro que yo nunca veré. Los menores de 35 años votaron abrumadoramente a favor de permanecer en la Unión Europea, y solo entre los mayores de 55 años hubo una mayoría de votantes a favor del brexit.

Los votantes de mayor edad desautorizaron a los votantes jóvenes, que son los que tendrán que vivir con las consecuencias del brexit en las próximas décadas. Esto está agravando aún más la desilusión con la democracia entre los jóvenes. También aumenta la posibilidad de que, algún día, el Reino Unido quiera unirse de nuevo a la UE.

Las puertas de Europa quizá estén abiertas en el futuro, pero, si el Reino Unido se marcha ahora, no podrá volver a unirse a la UE en los mismos términos favorables. Dado que el brexit es una propuesta en la que ambas partes pierden, se deduce que una votación parlamentaria para detener el brexit sería lo contrario.

Pero una mera reversión de la mayoría de 52:48 a favor del brexit no es suficiente. La mayoría a favor de permanecer en la Unión debería ser considerablemente mayor a fin de convencer a Europa de que la actitud del Reino Unido hacia esta ha cambiado fundamentalmente y de que su decisión merece ser tomada en serio.

La tendencia está yendo en la dirección correcta. La cuestión es cómo puede acelerarse este impulso para que llegue a un punto de crítico durante los próximos seis a nueve meses. Existe un problema similar al del huevo o la gallina: el electorado debe presionar a sus parlamentarios para dar a estos el valor necesario para que se rebelen contra los líderes de sus partidos, y el electorado no solo debe estar motivado para votar, sino para asumir un papel activo en la política.

Best For Britain busca salir de este atasco integrando a todas las fuerzas que están unidas en su aspiración de que el Reino Unido continúe siendo parte de Europa. Cuenta con mi apoyo incondicional.